Cuando hablamos de cuadros de mando solemos referirnos a los
cuadros de mando integrales, es decir, a aquellos que permiten disponer de una
visión integral de los progresos de una apuesta estratégica, facilitan la toma
de decisiones reduciendo los riesgos implícitos en ellas y ayudan a establecer
nuevos objetivos corporativos. No obstante, no debemos olvidar que la función principal
de un cuadro de mando además de fijar un contexto estratégico y establecer
objetivos, también es la de evaluar los progresos y permitir ajustes y cambios
en las estrategias adoptadas, por lo que cualquier cuadro de mando debe ser, a
la par de eficiente y efectivo, también lo suficientemente flexible, ajustable
y adaptable a las nuevas necesidades y contextos que puedan ir surgiendo.
Siguiendo este criterio podemos distinguir los siguientes:
BAM: los Business Activity Monitoring, o cuadros
de mando para monitorizar la actividad del negocio, permiten tomar decisiones
a corto plazo adecuadas a la estrategia marco adoptada gracias al uso de
los indicadores KPI para monitorizar la actividad corporativa a tiempo
real.
Scorecarding: cuadro de mando que ofrece información
sobre objetivos basándose en la estrategia marco adoptada, mostrando no
solo los indicadores de progreso (KPI) sino también indicadores de
consecución y obtención de objetivos propuestos (KGI).
Dashboarding: cuadros de mando que permiten visualizar
los indicadores KPI con independencia de los objetivos fijados por la
estrategia marco, con lo cual es posible evaluar su eficacia para medir el
progreso de la actividad corporativa y, dado el caso, realizar las correcciones
y las modificaciones oportunas para ajustar la estrategia corporativa a las
nuevas exigencias impuestas por una realidad en constante cambio y evolución.
En conclusión, podemos afirmar que la eficiencia y la eficacia de un
cuadro de mando integral depende en gran medida de la flexibilidad y la
capacidad de adaptación del mismo, de su funcionalidad y de los contenidos con
los que se dote, algo para lo cual los indicadores de progreso, o KPI, son
absolutamente imprescindibles.
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